¿Te has preguntado alguna vez cuántas emociones tenemos a lo largo del día? ¿y sabes para qué sirven? ¿cómo funcionan? ¿Son buenas o malas? Todo depende de lo que cada uno elija. Todos nacemos equipados con un saco de emociones y con la suficiente curiosidad por el mundo que nos rodea para abrirnos a las puertas del aprendizaje. Por tanto, tenerlas las tenemos. Podemos aprender a regular y expresar nuestras emociones. Se trata de una habilidad clave tanto para comprender las de los demás como para que los demás nos comprendan.

En niños y adolescentes, está demostrado que la inteligencia emocional reduce la violencia escolar, fomenta la responsabilidad y los capacita para afrontar las incertidumbres con comprensión. Hoy día, ya no se valora sólo la capacidad intelectual. Las investigaciones recientes han puesto de manifiesto que el éxito de una persona radica sobre todo en sus aptitudes emocionales.

La educación emocional pone a nuestro alcance herramientas para mejorar la salud mental y el bienestar de nuestros hijos e hijas. Hablamos de competencias claves para su la vida y el trabajo que tendrán en el futuro. Algunas de las ventajas son:

✔ Mejoran la capacidad para resolver conflictos.

✔ Mejoran la capacidad para resolver conflictos.

✔ Reducen los niveles de estrés y depresión

✔ Aumentan la empatía

Aprenden a gestionar la frustración

✔ Mejoran el rendimiento académico

✔ Mejoran las relaciones familiares.

✔ Superan límites y miedos.

✔ Aumentan su autoestima.

✔ Crecen en autonomía.

 Consciencia emocional y social.

✔ Facilidad para la toma de decisiones y resolución de conflictos.

 Y sobre todo…son más felices.

Un Campamento de Verano es un espacio de convivencia idóneo para aprender a conocer y gestionar nuestras emociones. Rumbos es pionero en Andalucía fusionando trabajo emocional y aire libre. Gracias a nuestra experiencia podemos constatar que la Naturaleza es una herramienta muy potente en el trabajo educacional y por ello apostamos por trabajar las emociones al aire libre.

El campamento de verano de Rumbos conjuga estos elementos y consigue en sus participantes grandes resultados haciéndolos a ellos los protagonistas del cambio y de su crecimiento personal. Once días de trabajo continuado hacen del campamento una experiencia de vida donde nuestros niños, niñas y adolescentes conocen sus límites y cómo y cuándo pueden superarlos, siempre con el respeto hacia los diferentes ritmos. Aprenden a ser independientes, a valerse por sí mismos a la vez que aprenden a pedir ayuda y ayudar.

En el campamento se trabaja en pequeños grupos de autogestión que se convierten en espacios privilegiados para asumir responsabilidades. Son microlaboratorios donde aprenden a ser solidarios y a arrimar el hombro. Supone un espacio más íntimo y de más seguridad donde se pueden expresar más libremente. Se sienten acogidos y comprendidos por sus compañeros y sus monitores que están en todo momento acompañando su proceso.

Si quieres más información os dejamos estos artículos para profundizar:

Fundación de Eduardo Punset: http://www.fundacionpunset.org/actualidad/17/%C2%BFcomo-educar-las-emociones

Fundación Botín: http://www.abc.es/familia-educacion/20131018/abci-formacion-emocional-botin-201310171437.html