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Llevo varios meses con un tipo de llamadas a mi móvil o petición de consulta, que se repite de una forma extraordinariamente llamativa. Padres y madres que se van a separar y que no saben qué hacer o cómo hacer con sus hijos para que el proceso sea lo más suave y sano posible.
Han sido tantas las conversaciones que, casi sin querer, he ido sistematizando, de una forma casual, lo que quiero compartir con vosotros en esta entrada, un proceso inicial para abordar este tema tan frecuente. Proceso que no será innovador para las personas que os dediquéis al acompañamiento terapéutico, pero que sí puede ser una ayuda a las familias que os encontráis en esta situación y que necesitáis una pequeña orientación sobre los pasos a seguir.

Generalmente, las llamadas tienen un inicio común:

  • Hola, mira, llamo para ver si pueden atender a mi hij@.
  • ¿Qué le ocurre, en qué te puedo ayudar?
  • Es que nos vamos a separar y creo que debería tener un acompañamiento terapéutico.
  • Vaya, lo siento, en principio no acompaño a niños cuyos padres se van a separar, sino que os acompaño a vosotros para que seáis los que acompañéis a vuestros hijos.

 

1ª ETAPA. ¿CÓMO ESTÁIS?

La respuesta a esta pregunta va a ser fundamental para elegir un camino u otro en el recorrido que os voy a contar.

En el caso de que la relación esté muy deteriorada, se complica todo un poquito porque perdemos una de las patas fundamentales para que todo sea más sencillo: LA COMUNICACIÓN. Sin una comunicación fluida entre vosotros, vamos a necesitar más tiempo y recursos para comenzar. Tanto si eres el papá como la mamá (refiriéndome a un tipo de familia clásica, podríais ser dos mamás o dos papás) y la inquietud te surge de forma unidireccional (la otra parte no colabora), lo primero que volveré a preguntarte es ¿CÓMO ESTÁS? Y si la respuesta inicia su escala emocional en “regular”, tendremos que trabajar en resolver esa situación para que, de la mejor forma posible, puedas acompañar a tu hijo o hijos en el proceso que va a vivir.

Aquí entra en juego mi otro gran compromiso con la vida, el trabajo con la pérdida, porque tú y yo, lo primero que vamos a tener que trabajar, es el duelo de esa relación que ya no va a continuar, el duelo por esa pareja que dejó de ser ideal, el duelo por esa familia que va a transformarse en otra… el duelo de ese cónyuge que comienza la soltería. Y suena duro, pero te aseguro que es un camino precioso, liberador e IMPRESCINDIBLE para dar el siguiente paso.

No puedo evitar contaros que, en contadísimas situaciones, he conseguido acompañar en este proceso a la pareja de forma conjunta y es de los trabajos más bonitos que he realizado. Dos personas que se van a separar, de mutuo acuerdo, y que deciden hacerlo “por las buenas”. Me siento afortunada por haber vivido esos momentos en los que me hacen testigo del compromiso tan bonito que se adquiere cuando se liberan de toda la culpa que arrastran en su trayectoria amorosa y deciden “darse permiso” para continuar bajo el guiño del respeto.

Si veis que esta posibilidad es plausible, voy ya preparando el segundo artículo para enseñaros cómo. Pero no desechéis esa posibilidad, bien porque no se os había ocurrido (ya tenéis la información), bien porque os de miedo (os podemos acompañar), bien porque penséis que no sirve para nada (craso error).

Si no lo podemos hacer en pareja porque no existe una mínima relación, lo haremos en individual y con la persona que desee hacerlo, es otra forma de emprender el camino.

 

2ª ETAPA. YA ME ENCUENTRO MEJOR. ¿AHORA CÓMO SE LO DIGO?

Cuando ya te puedes sostener emocionalmente y la relación de adultos está colocada donde debe estar, vamos a empezar a ver cómo se lo decimos al resto de la familia.

Hay veces que esta etapa debe ser la primera porque la separación es inminente. En ese caso, leed primero ésta y luego la anterior, hay ocasiones en que el orden no altera nuestro objetivo, aunque no sea lo deseable.

Las claves para transmitirles a nuestros hijos que os vais a separar deben contener las siguientes claves:

  • Elegid un buen momento en el que estéis tranquilos, en casa, en un espacio seguro (que aporte seguridad) y lejos de distracciones (teléfonos, tv, visitas…)
  • Diseñad previamente la conversación con la otra persona de la pareja (luego os contaré algunas ideas básicas).
  • Intentad que vuestro rostro y expresión corporal sea coherente con lo que decís. Aunque sintáis un pellizco en la barriga, no pasa nada si os emocionáis, es normal, pero intentad que el momento que hayáis elegido tenga el componente fundamental para estar tranquilos (esto se consigue si la etapa anterior se ha realizado). Partiendo de aquello de que “la cara es el espejo del alma”, vuestro hijo o hija recibirá la noticia acompañada en un 90% de la comunicación no verbal de tu cuerpo, por lo que es importante que haya mucha coherencia y sosiego.
  • Volved a la normalidad con lo que estabais haciendo, buscando un equilibrio entre no quitarle importancia al asunto y darle en exceso. Es decir, vamos a ir poco a poco.

No tengáis ninguna expectativa sobre cómo pueden reaccionar vuestros hijos porque dependerá mucho de cómo sean. Es decir, pueden ponerse a llorar o pasar olímpicamente, porque no están preparados para aceptar ese tipo de cosas, será el tiempo el que les ayude y la forma en la que se lo hayáis transmitido y sobrellevéis. Pero hay veces que me encuentro con padres y madres más preocupados porque sus hijos no han reaccionado como creían (normalizan) y eso les lleva a elucubrar “algo raro debe estar pasando entonces”, cuando es imposible que podamos tener la certeza de saber cómo van a reaccionar ante algo que no han vivido nunca.

 

Con respecto a las claves que debe tener la conversación a nivel emocional, os recomiendo que tengáis en cuenta las siguientes ideas para cuando diseñéis conjuntamente la conversación o si estás solo o sola:

  • Es una decisión que habéis tomado conjuntamente. Del tipo “cariño, papá y yo hemos decidido que…”. Aunque la separación haya sido motivada por una de las partes, la decisión final es conjunta (si no, no estaríais sentados delante de vuestros hijos) y siempre, siempre es mejor plantearlo así que echando la culpa a la otra persona por haber metido la pata. Los problemas de la pareja se quedan en la pareja.
  • Validar y respetar la decisión apelando a que estáis haciendo lo que creéis que es lo mejor, aunque duela. La alternativa sería volver a decir que el otro lo ha hecho mal, y ese camino no lleva a ningún lado, sólo produce sufrimiento y más sufrimiento.
  • No recomiendo en que insistáis mucho en que papá y mamá se siguen queriendo o que se quieren mucho, ya que esa idea, en niños pequeños, es muy difícil de entender. “Si papá y mamá se quieren, deben estar juntos, ¿no?”. Los niños, cuanto más pequeños, no entienden la complejidad de la idea de quererse y no vivir juntos, ese es un razonamiento que se predica con el ejemplo y si no es verdad, vais a mostrarle a vuestros hijos una forma de “quererse” bastante distante de lo que deben aprender. Así que no meteros en camisas de once varas. Si no os hacen preguntas comprometidas (que ya os la harán), no os adelantéis y queráis dar respuestas por satisfacer vuestras propias dudas. Dadles tiempo para que vayan elaborando. Como digo, ya os formularán todas las cuestiones más difíciles que podáis imaginar…

Para que todo esto sea más fácil para los niños y niñas, es ideal que vaya acompañado de un cuento. Cuanto más pequeños, más difícil es entender conceptos abstractos como “separarse”, “nos queremos, pero vivimos en casas diferentes”, “papá y mamá (en sus diferentes versiones) han decidido ser amigos”… Cuando son mayores es más sencillo porque se les puede hacer un paralelismo con cualquier situación entre los amigos de vuestros hijos, alguna peli o, simplemente, porque lo entienden. Pero cuanto más pequeños, necesitan poner imágenes a lo que les estáis planteando para hacerlo tangible, lógico o entendible.

Os remito a una lista de cuentos para acompañar precisamente en este tema, que debe ser un buenísimo aliado en el recorrido que os queda. Echadles un vistazo y elegir el que más os guste, depende de vuestros gustos, no os quiero condicionar con los míos.

 

3ª ETAPA. YA SE LO HE DICHO, ¿Y AHORA QUÉ?

Esta etapa dependerá de tres elementos principales:

  1. Cómo os vais sintiendo a nivel emocional.
  2. Cómo hacéis el tránsito al nuevo estilo de vida funcional.
  3. Y de cómo sea vuestro hijo o hija.

 

Insisto en que, si habéis realizado la primera fase, la elaboración del duelo, todo es más sencillo pero si no, quizás, necesitaréis un poco de ayuda para ir resolviendo dudas diarias con los pasos que vayáis a dar.

Sobre qué fórmula es mejor a la hora de elegir visitas, casas y temas funcionales, he de deciros que no hay una fórmula mágica. He trabajado con familias que han decidido que el niño se quede en casa y son los padres los que viven con él cada 15 días (esta es la que quizás menos me guste, la verdad). Otras en las que pasan a vivir en casas diferentes y un régimen coherente de visitas, casas de abuelos… Casi que por encima de lo que elijáis, me atrevo a deciros que lo más importante es que seáis capaces de observar cómo se va desenvolviendo vuestro hijo o hija y que le preguntéis, si veis que está tristón y no conseguís animarlo “¿qué le apetece?”. Los niños y niñas pasan por etapas en las que se sienten más apegados a un referente que al otro y NO PASA NADA, ES NATURAL Y COMPRENSIBLE. ¿De qué dependerá que lo veáis así? De si habéis hecho la primera etapa, el duelo, o de si sois personas emocionalmente sanas. En caso contrario, se forzarán situaciones que no ayudan a nadie.

A partir de aquí, sólo os acompaña la ley de las 3 as: “ACOMPAÑAR, ACOMPAÑAR Y ACOMPAÑAR”. Es decir, normalidad y rutina, tiempo de juego con vuestros hijos, comunicación educada (aunque sea mínima), comprensión y preguntar de vez en cuando cómo se sienten. A veces las conversaciones más fluidas surgen durante un tiempo de juego, de pintar… cuanto más natural surja mejor.

¿Sabéis cuál es el termómetro para saber si han elaborado o están elaborando vuestra separación?

En primer lugar, su propio estado de ánimo, si veis que están sanos y son capaces de regularse a nivel emocional, es decir, que viven situaciones típicas de su edad (enfados, rabietas, caprichos…) pero que resuelven y vuelven a la normalidad sin atascarse. Y, en segundo lugar, si os piden o no que le leáis el cuento. Tanto si le preguntáis como si no, el cuento siempre les ayuda a elaborar lo que su mente siente que está atascado, así que si se lo preguntáis y os dicen que sí u os lo piden ellos, puede ser que necesiten hablar con vosotros, volver a entender algo o elaborar de una forma menos consciente.

 

4ª ETAPA. YA HEMOS HECHO TODO LO QUE HEMOS LEÍDO. ¿QUÉ PASA AHORA?

Ahora os diría que empieza realmente el trabajo de aceptación. Diariamente. Del verbo “aceptar”, es decir, que es una acción que se elabora día a día y que se va a traducir en las preguntas que os comentaba al inicio que vais a tener que resolver.

Ahora es cuando comienza: “mamá, ¿papá no viene a darnos el beso de buenas noches?”; “Entonces, ¿tú no quieres ya a mamá?”; “y, ¿qué vamos a hacer el día de mi cumple?… Todas esas preguntas en las que vas a querer tener el comodín de la llamada para ver si alguien te da la respuesta “correcta”.

Lo primero es mantener la calma, cuando son más pequeños, como os decía, es difícil que entiendan conceptos complejos como que unos padres se separan. El pensamiento de reversibilidad es normal en ellos porque lo ven en los dibujitos animados y es lo que su cerebro entiende (mueres y resucitas, te vas volando y vuelves, desapareces y apareces…), así que es normal que te hagan preguntas de ese tipo. Permitidles que se expresen, que lloren o que se enfaden; necesitan expresar sin palabras lo que su cabeza piensa y siente. Es fundamental que se sientan escuchados. Y ante preguntas para las que no tenéis respuestas todavía, sed sinceros: “cariño, no lo sabemos aún, ¿Tienes alguna idea?”; aunque seáis vosotros los que toméis la última decisión, pero el hecho de que se sientan atendidos y escuchados, es decir, que se les tiene en cuenta, les ayuda mucho.

En este caso, recuérdales lo que le explicasteis en su momento en la conversación inicial o en otras conversaciones, y vuelve a recuperar a tu eterno aliado: EL CUENTO. “Cariño, ¿te acuerdas cómo en el cuento, fulanita echaba de menos a su papá y esperaba a verlo en su nueva casa?”, o “¿recuerdas cuándo menganito echaba de menos los besos de mamá por la noche, te acuerdas de lo que hacía?”… y así le volvéis a enseñar a su cerebro una salida sana a la frustración que está sintiendo en ese momento, una nueva forma de entender la historia desde la versión más reparadora.

Si son mayores, apela a que lo hacéis lo mejor posible, aunque os podéis equivocar, preguntadles qué opinan y volved a repasar los principios de la segunda etapa.

 

POSIBLE 5ª ETAPA. HAY ALGO QUE NO VA BIEN.

Si resulta que después de todo y pasado un tiempo, hay algo que no va bien, vamos a vernos. Puede que se nos haya escapado algo, que vuestros hijos no hayan vivido el proceso como nos hubiera gustado, que hayáis perdido esa comunicación o coherencia entre vosotros o que hayan aparecido nuevas personas o situaciones. Entonces tendremos que volver a diseñar un nuevo camino, conjuntamente, para seguir orientándoos a vosotros y a vuestros hijos en su Rumbo. Quizás tengamos que desbloquear algo con lo que no contábamos. Puede ser cualquier cosa, la idea es que nos pongamos las pilas, no esperemos mucho a que esa situación se atasque cada vez más y le hagamos la vida a vuestros hijos lo más fácil posible.

Lo más importante de toda esta reflexión es que todo lo que os he contado no es por vuestros hijos, es POR VOSOTROS. Por eso no quiero trabajar con ellos, porque desviaría vuestra atención y os confundiría. No es vuestro hijo o hija la que tiene un problema, sois vosotros los que tenéis que resolver el tema y, según cómo lo hagáis, vuestros hijos irán caminando de una forma u otra. Ahí es donde yo os puedo ayudar, en mostraros qué caminos existen y cuál podéis elegir. La elección es siempre vuestra.

El cambio en vuestros hijos se inicia en vosotros.

 

Un abrazo cariñoso.

 

 

 

 

Alma Serra