¿Qué es cuidarse emocionalmente durante el embarazo? Claves para ponerse manos a la obra

Imagino que no va a ser ninguna sorpresa que os invitemos a cuidaros «también»
de forma emocional durante el embarazo.

Estamos en la era de la información y es sabido y refrendado por las ciencias de
la salud que cuidarse emocionalmente durante el embarazo va a proporcionar
muchos beneficios al desarrollo del bebé física y emocionalmente y también a la
nueva «mamá» y «papá» que va a gestarse junto con la criatura.

Pero ¿qué es cuidarse emocionalmente?… Os ayudo a entenderlo. Os señalo
cuatro áreas o cuestiones importantes a tener en cuenta.

 

1. Poder tener unas expectativas realistas sobre las necesidades del bebé y las propias en nuestra nueva realidad.

En ocasiones nos acercamos al momento de ser madres y padres con una visión
poco realista de la aventura en la que vamos a embarcarnos. A veces esa visión
es romántica e idealizada y otras veces es temerosa y tenemos necesidad de
controlar anticipadamente demasiadas cosas.

Durante el embarazo es importante poder acceder a información de buenas
fuentes (ciencia, cultura, emociones… Bien documentada y actualizada) que os
ayuden a prepararos para entender las necesidades auténticas de los bebés
humanos y de esa forma poder favorecer su desarrollo y un vínculo seguro con
ellos.

No se trata de hacer un «máster»… pero sé por experiencia que hay muchos mitos
que desmontar sobre las necesidades y la crianza de los bebés.
También es importante que podáis “asomaros” al postparto durante el embarazo,
pudiendo anticipar un poquito, cuáles van a ser las emociones y necesidades
que suelen ser habituales en ese proceso, tanto para las mujeres como para las
parejas.

2. Gestión emocional.

Nos enfrentamos al mandato «no puedes disgustarte ya que eso le afecta al
bebé». Y asociado a esa máxima, existe una culpa o exigencia que sostenemos
cómo podemos o sabemos.

La neurociencia nos da claves de que es real que el estado emocional y el estrés
que vive la madre durante el embarazo va a influir en el desarrollo del cerebro
emocional del bebé.Sin embargo, lejos de ser una «condena», ésta evidencia yo
la entiendo dentro de las estrategias adaptativas evolutivas de cara a la
supervivencia de la especie y a mi juicio supone cómo un «entrenamiento» a la
realidad extrauterina.

Ni que decir tiene, que es importante responsabilizarnos de cuidar
terapéuticamente situaciones en las que estemos viviendo mucho estrés y/o
situaciones de mucho sufrimiento a nivel emocional, esto es bastante evidente.
Sin embargo, también en situaciones más normalizadas, el que nos hagamos
más hábiles en la expresión y gestión de nuestras emociones y necesidades va
a dotar a nuestro sistema completo, en el que está incluido el bebé, de nuevos
recursos que serán beneficiosos para todos.

3. Hacer equipo.

Nuestra realidad está evolucionando positivamente hacia maternidades y
paternidades donde la co-responsabilidad es cada vez más frecuente,
afortunadamente.

L@s nuev@s madres y padres, van a vivir progresivamente un cambio en sus
roles, en su identidad. Van a comenzar a percibirse a ell@s mism@s
individualmente y dentro de la relación de pareja desde esa nueva identidad.
Como en cualquier transformación, la comunicación entre ell@s va a suponer un
factor protector y favorecedor del bienestar. Trabajar las dudas, necesidades,
miedos, toma de decisiones… junt@s es importante desde el embarazo.

4. Autoconocimiento.

El momento del embarazo es un momento emocionalmente muy «sensible».
Cuando digo sensible, no me refiero a que estamos llorando por las esquinas…
que a veces también pasa. Me refiero a lo especialmente «disponible» que
estamos a poder conocernos mejor y entender por qué somos como somos.

Durante el embarazo las mujeres vivimos un proceso que es llamado
«transparencia psíquica» y en mi experiencia siento que también es posible que
la pareja pueda contagiarse de esta realidad emocional.

Nuestra psique se encuentra más fácilmente en contacto con las necesidades
de nuestra propia etapa primal, las sensaciones o necesidades que se guardaron
en capas más profundas de nuestro cerebro, durante el embarazo emergen en
cierta medida. Este mecanismo tiene de nuevos una función adaptativa, va a
poder sintonizarnos biológica y emocionalmente con las necesidades del bebé
que llega.

Y está transparencia psíquica a veces deja al descubierto necesidades de
nuestra estructura de carácter que es muy interesante que podamos atender y
entender. Nos da la oportunidad de conocernos mejor y trabajar cuestiones que
para transformarlas en beneficio propio y por ende también para nuestro bebé.

Estas son algunas de las ideas importantes a tener presente de cara al cuidado
emocional en la etapa del embarazo. Esperamos que os haya resultado
interesante y útil esta información.

Lidia Claudel, psicóloga especializada en el ámbito perinatal.

Pedagogía de la aventura

Imaginemos dos escenarios:

Escenario 1: Una adolescente sentada en la mesa de su clase delante un examen en blanco y un bolígrafo.
Está asustada, se siente insegura, no confía en ella misma y en lo que ha estudiado preparando la prueba.
Está paralizada, no puede dejar de mirar el folio en blanco y se ve incapaz de coger el bolígrafo y ponerse a
contestar las preguntas.

Escenario 2: Una adolescente en la montaña, delante de una pared, con su arnés, casco y pies de gatos
puesto, anclada a una cuerda que la une a la persona que la va a asegurar. Está asustada, se siente insegura,
no confía en ella misma y en los recursos que tiene para afrontar esta situación. Está paralizada, no puede
dejar de mirar la pared y se ve incapaz de dar el primer paso hacia la ascensión.


 

 

Nos encontramos ante dos situaciones diferentes donde las sensaciones y emociones que emergen en la
adolescente son muy similares. Por tanto, el desenlace positivo de una de las situaciones nos puede llevar a
resolver la otra también de manera positiva.

En nuestro caso apostamos porque la segunda situación es la que nos lleva a ese aprendizaje.

¿Por qué? Porque nos posibilita un trabajo integrador de cuerpo, mente y emoción. Y si la experiencia se
desarrolla de manera positiva, se puede trabajar como anclaje (PNL) de forma que pueda rescatarla cuando
tenga que afrontar otra situación de bloqueo y miedo parecida.

Esta es una de las funciones de la Pedagogía de la Aventura y de esta forma la trabajamos en Rumbos. El
profesional de la escalada junto con el referente educativo o terapéutico del niño o adolescente trabajan en
equipo ayudando a este a conseguir su objetivo de una manera segura sin evitar la exposición al riesgo y
al miedo, pero dentro de unos límites que no hagan traumática la situación. Una vez finalizada la actividad
se pasa a la parte mental que busca integrar lo vivido. Se le invita a hacer un paralelismo entre la vivencia
de la escalada en todas sus fases y lo que sintió en cada una de ellas con un momento de su vida donde
haya sentido ese miedo que le impidió continuar, de manera que con la nueva experiencia sea capaz de
resolver la otra situación positivamente. Creando así el recurso al que acudir cuando lo necesite más
adelante.

Si te parece interesante esta manera de trabajar en el ocio y el tiempo libre de los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes, esta formación es la que estás buscando. Fórmate con nosotros en metodologías y
herramientas diferentes y hazlo de una forma más vivencial que teórica, en primera persona.

La experiencia nos dicta que no existe mejor forma de aprender que conocerse uno mismo, verse en las
situaciones en las que se pueden ver nuestros educandos y saber cuál es nuestra reacción, cómo
gestionamos y damos salida a todas las emociones que aparecen, etc.

Aventúrate con nosotros, no te arrepentirás.