20/09/2019
Ya llevamos unos días desde que comenzáramos la rutina de cole y trabajo, con todo lo que esto implica: muchos horarios que cumplir.
Cumplir los horarios nos suele suponer un estrés añadido, pero todavía estamos en el inicio de curso y puede ser un gran momento para reorganizarnos en casa y planificarnos de forma que no cunda el estrés.
A la vuelta de las vacaciones parece que lo que a final de curso pesaba tanto, ahora ya casi ha desaparecido y estamos más cerca de la armonía en casa. ¿Qué pasa en verano para que parezca que muchos de los problemas del curso desaparezcan? ¿Es magia?
No, no creemos que sea magia sino que el descanso que nos ofrece el verano no es sólo el período de vacaciones, sino que va más allá. Nos da la posibilidad de vivir más relajados al tener menos horarios que cumplir y menos obligaciones, es decir, menos prisas, menos estrés, en definitiva mayor flexibilidad en todo lo que hacemos. Nos dedicamos más tiempo a nosotros mismos y entonces también a los nuestros y a lo que nos gusta. Tal vez el verano viene a enseñarnos lo que realmente necesitamos.
Ahora queda entonces que un poco de todo esto lo integremos al día a día del curso, a que en la rutina no nos fusionemos con las prisas sino que nos planifiquemos para dar cabida también a espacios sin horarios y a espacios de autocuidado.
Al hablar de autocuidado me resulta inevitable pensar en el mindfulness, pues es una herramienta práctica muy fácil de llevar a cabo en el día a día, sólo necesitamos saber cómo hacerlo y querer aplicarla diariamente. Es un entrenamiento cerebral para vivir presentes y conscientes en lo que hacemos, para disfrutar más de cada cosa que hacemos, de cada día.
Para no caer en el estrés de los horarios otra de las claves es no querer hacerlo todo ni querer llevarlo todo para adelante. La perspectiva que nos ofrece el verano puede que sea que paremos, que dejemos la inercia a un lado para mirarnos más, porque eso es lo que más necesitan nuestr@s hij@s, más mirada y más abrazos llenos de amor.
Nuestras recomendaciones para vivir un curso escolar más presentes y menos estresante son:
- Abarcar menos cosas que hacer y priorizar las que tenemos y queremos hacer
- Planificar las salidas de casa con más tiempo para que no cunda el pánico de las prisas
- Recordar lo que nos hacía bien en verano y traerlo al curso escolar, como: tiempo en familia, vivir sin el reloj, hacer lo que realmente nos gusta, espacios de autocuidado…
Para todo esto último los fines de semana son perfectos y hoy comenzamos uno, por ello nuestra pretensión y a lo que os animamos es a quitarnos el reloj, a echarnos en el sofá a leer o ver una peli, a salir a dar un paseo sin rumbo… a hacer lo que nos gusta y sobre todo a dedicarnos tiempo y daros muchos abrazos y besos, que en las familias que hay niñ@s más pequeñ@s ahora los necesitan especialmente.
Los más peques aún se están adaptando a las nuevas rutinas y normas del cole y por eso puede que se muestren más inquietos, por lo que necesitan más paciencia y cariño. Dedicarnos ratos juntos es especialmente reparador estos días.
Rocío, coordinadora del Máster en Educación Emocional en la Universidad Pablo de Olavide
02/07/2019
Ya han llegado las vacaciones de nuestros hijos y con ellas parece que una nueva dosis de estrés, pues en la mayoría de los casos los padres y madres seguimos trabajando y nos encontramos ahora en casa con dos ritmos distintos. El de ellos, que se sienten más relajados y deseosos de disfrutar de sus esperadas y merecidas vacaciones y el nuestro, que a la rutina diaria y las prisas hemos tenido que sumarle la pregunta de… ¿y ahora qué hacemos con los niños?
A estas alturas ya hemos contestado a esa pregunta con escuelas de verano, campamentos de verano, abuelos que nos siguen echando un cable… cada familia se organiza como mejor puede haciendo a veces auténticos malabares, pero mientras, ¿qué nos pasa a los padres? ¿por qué a veces parece que el período de vacaciones de nuestros hijos es aún más estresante que el curso?
La respuesta es sencilla: en casa se unen dos horarios diferentes, el de ellos con todo el tiempo libre por delante y el nuestro, que seguimos con las rutinas y a veces teniendo que lidiar con las expectativas de querer disfrutar “las vacaciones” con ellos, pero con el choque de realidad por delante: seguimos trabajando y ya el cansancio de todo el curso es abrumador.
Por ello se hace especialmente importante poner conciencia a cada momento familiar y el autocuidado. En la medida en la que los padres y las madres nos dedicamos un tiempo a la semana, sí sí, a la semana, no menos, a cuidarnos, a nutrirnos, nuestra forma de relacionarnos con nuestros hijos y con nuestra pareja es mucho más amable. Y es que cuidamos y atendemos nuestras responsabilidades, olvidándonos muchas veces de cuidarnos, ¿cuándo fue la última vez que dedicaste un rato para ti?
Y me refiero a un café con amigos, una salida al cine a ver una peli que tú elijas, ir a un concierto, irte de compras para ti, ir a recibir un masaje, una cena en pareja… Para cuidar antes nos tenemos que cuidar, y en esta estación del año en el que los niños están mucho más tiempo en casa nos merecemos aún más el cuidarnos, pues sino podemos caer en esa desesperación de “a ver cuándo comienza el curso de nuevo”.
Y es que tenerlos en casa parece que no siempre es tan idílico como imaginábamos, sin embargo, yo creo que tenerlos en casa y poder disfrutar de ellos es un regalo inmenso, pero el estrés, el cansancio, las prisas de la rutina… nos impiden darnos cuenta del tesoro que tenemos delante: tiempo para pasar en familia, tiempo para dedicarles a ellos y dedicarnos en familia. Tiempo, ese es el mayor regalo que podemos hacerle y del que los padres y madres también podríamos disfrutar, pero necesitamos parar y tomar conciencia de lo que nos pasa a cada cual y a cada miembro de nuestra familia, y así poder elegir cómo afrontamos esta estación del año.
Para todo esto, para aprender a parar en el ritmo frenético de vida que llevamos, nuestra mejor herramienta es el mindfulness, ya que no requiere una búsqueda extra de tiempo en el día a día, sino que se trata de aprender a estar presente en aquello que hacemos, para vivir en el Aquí y Ahora, y así, cuando estamos con nuestros hijos en lugar de estar pensando en los conflictos que tengamos y/o en los quehaceres del hogar, dedicarnos con conciencia a ellos y a lo que estemos haciendo.
Cuídate, como tú elijas, pero cuídate, ese es nuestro consejo y lo que yo trato de poner en práctica, porque me merezco disfrutar de mi maternidad, igual que tú de la tuya, y mis hijos se merecen disfrutar de su madre tal y como es, no de su madre perfecta, esa no existe, sino de su madre disponible y disfrutando con ellos y de ellos.
Rocío, coordinadora del Máster en Educación Emocional en la Universidad Pablo de Olavide