Un tema que nos preocupa mucho a los padres y profesionales es ¿Cómo acompañar a los niños y niñas en momentos o etapas en las que experimentan miedo?

Por ello, os vamos a explicar cómo funcionan a nivel fisiológico, cuáles son los miedos más comunes, diferenciarlos de aquellos que les corresponden a su edad y cuáles pueden surgir por una experiencia concreta o derivados de su propia personalidad, y qué podéis hacer para ayudarlos en esos momentos.

En primer lugar, debemos entender cuál es el mecanismo que realiza nuestro cerebro desde que percibe un peligro hasta que el organismo siente “miedo” y se pone en alerta. De esta forma, entenderemos que la mayoría de las vivencias de los niños o niñas no forman parte de un “capricho” sino de una respuesta fisiológica a determinados estímulos.

El mecanismo que desata el miedo se encuentra en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano, que se encarga de regular acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar y que es la parte del cerebro más primigenia. Y el sistema límbico, que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la evitación del dolor y en general todas las funciones de conservación del individuo y de la especie.

Este sistema revisa de manera constante (incluso durante el sueño) toda la información que se recibe a través de los sentidos, y lo hace mediante la estructura llamada amígdala cerebral, que controla las emociones básicas, como el miedo y el afecto, y se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la amígdala se activa se desencadena la sensación de miedo y ansiedad, y su respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización.

Os explicamos este breve mecanismo para entender que cuando nuestros hijos sienten miedo, se desata una serie de reacciones químicas difíciles de controlar si no es con la ayuda de una persona que sepa cómo hacerlo o porque hayan desarrollado una estrategia propia. Reprimir este mecanismo es ir en contra de la naturaleza del niño o de la niña en ese momento.

Para ello, es importante conocer los miedos más comunes dependiendo de las edades que tengan los niños. Según la psicóloga Dña Ana Mª Bastida de Miguel , los más comunes se recogen en el siguiente cuadro:

Una vez visto los miedos más comunes dependiendo de la edad que tienen vuestros hijos, es importante diferenciarlos de “miedos adquiridos” a través de experiencias o situaciones vividas. Halloween es una fecha muy propicia para sentir estrés con respecto a este tema, los últimos acontecimientos con los atentados que se están viviendo, los informativos, una película, un comentario de un compañero o incluso una historia en una acampada… puede provocar que se sientan miedos que se suponen ya se han superado.


Hay miedos que, dependiendo del origen o del mantenimiento en el tiempo, pueden llegar a cronificarse y convertirse en fobias, pero para ello deberíamos dedicar otro espacio en el blog. Así que con toda esta información, os dejamos algunas estrategias que os pueden funcionar cuando vuestro hijos sienten miedo:

  1. Mantener una actitud de calma y transmitir seguridad: Si los referentes adultos de los niños manifestamos mucha intranquilidad, nos estresamos o compartimos los miedos, podemos en lugar de calmar, fomentar la fantasía y el agobio del momento. Por ello es fundamental mantener la calma, escuchar y transmitir seguridad para que poco a poco podamos reducir la angustia del niño o de la niña. De nada sirve pedirle que se tranquilice si nosotros no somos capaces de hacerlo.
  2. Respetar los miedos y no ridiculizar: a menudo es común el hacer burlas o chistes de los miedos que tienen los niños. Dar sustos o reñir “por la noche que han dado”. Escuchar y decir “cariño, entiendo que con lo que me has contado estés muy asustado, yo lo estaría. De qué forma puedo ayudarte y así no lo pasas solo. Yo de pequeño también me pasaba y echaba de menos que me escuchasen…” pueden ser frases tranquilizadoras que humanizan a los adultos y empatizan con los niños ayudándoles a que se tranquilicen y se expresen.
  3. – Explicar que es una parte natural y que es su cerebro el que funciona así: Elsa Punset, en su último cuento “Los atrevidos dan el gran salto” anima a los padres y madres a que les expliquen a los niños que hay una parte del cerebro encargada de avisarlos si hay algo que les asusta, y plantea que se le ponga un nombre: ”el cerebro preocupado”, “el guardián del miedo”, “el duende temeroso”. Así podrá entender lo que le ocurre y relajarse.
  4. – Limitarles la información que puede provocar miedo y no corresponde a su edad: como os contábamos antes, los niños suelen estar expuestos a más información de la que pueden gestionar e incluso no les corresponde a su edad, por lo que tienen fantasías que dan lugar a situaciones de mucho temor. Controlar lo que ven o dedicar un tiempo a explicarles lo que están viendo, les ayuda a entender y diferenciar las noticias con respecto a su propia seguridad.
  5. Enseñarles técnicas de relajación: la respiración ayuda a reducir el estrés y potencia la calma. Ponerle la mano en el pecho para transmitirles calor y respirar con ellos. Pedirles que piensen en un momento favorito en el que se sienten tranquilos e ir poco a poco ayudándoles a encontrar la calma ( véase nuestro artículo sobre el mindfulness para niños)
  6. Reestructurar su dormitorio teniendo en cuenta sus necesidades: Si algún miedo es provocado por sombras o elementos de la habitación, podemos ayudarles a mitigarlos reestructurando la habitación con ellos, cambiando la cama de sitio, cuadros… todo lo que podamos según las posibilidades del cuarto.
  7. Usar cuentos que aporten soluciones diferentes: los cuentos siempre son un gran recurso para trabajar los miedos. Buscar en la literatura aquellos por los que están pasando puede abrirles diferentes posibilidades para resolver la inquietud, entender que no sólo les pasa a ellos y que se pueden superar.
  8. – Usar frases tranquilizantes que pueda repetir y ayudarle a relajarse: hay veces que decir alguna frase “protectora” les ayuda a sentir seguridad dentro de su propio mundo de fantasía. “Este es mi cuarto y aquí mando yo”, “soy valiente y no me da miedo”…. Buscad frases que a ellos le gusten y les ayude a relajarse y sentirse empoderados en esos momentos.

Estos son algunas herramientas que os pueden ayudar a la hora de gestionar los miedos en casa.

 

 

También es muy importante coordinarse con el tutor o la tutora de vuestros hijos. Hay veces que los miedos son compartidos por todos los niños de la clase y se pueden trabajar desde la propia aula. Ayudando a expresar lo que sienten, que entiendan que no solo le pasa a ellos y a empatizar con sus compañeros aportándoles nuevas soluciones a lo que están viviendo. Generalmente, se convierten en experiencias muy bonitas y enriquecedoras para el propio grupo.

Si en cualquier caso, veis que vuestros hijos sufren en exceso o no podéis ayudarlos como deberíais, siempre podéis buscar ayuda en profesionales que os asesoren y acompañen.

Esperamos que os sirvan estas ideas sobre el miedo infantil y si deseáis una ayuda externa, en nuestro centro podemos atenderos y acompañaros en esos momentos complicados. Ponte en contacto con nosotros.

Finalmente, os dejamos una serie de cuentos y lecturas para trabajar el miedo en casa y enlaces para que podáis profundizar sobre este tema:

LINKS

http://www.bne.es/es/Micrositios/Guias/Literatura_Infantil/Obras_Destacadas/miedosinfantiles.html

http://www.consumer.es/web/es/bebe/ninos/mas-de-4-anos/2013/12/12/218316.php

http://www.guiainfantil.com/educacion/temasespeciales/miedos/tienemiedos.html

http://eldia.es/agencias/8341463-LITERATURA-INFANTIL-Elsa-Punset-publica-coleccion-libros-infantiles-emociones

Alma Serra e Irene Aceituno
Equipo Rumbos.

P.D: Próximamente publicaremos un artículo aportando ideas sobre cómo trabajar los miedos en contextos educativos.